Este tema, que ha conectado profundamente con la experiencia de muchos migrantes, ha sido la inspiración detrás del mural «Himno Migrante», que busca visualizar y amplificar este viaje en forma de arte público.

El mural, en su ejecución, despliega una paleta de colores vibrantes y formas que transmiten un mensaje aparentemente esperanzador y optimista. Sin embargo, la recepción de esta obra ha sido diversa, generando un debate acalorado entre aquellos que la elogian por su belleza estética y aquellos que la critican por su representación simplificada de una realidad mucho más compleja.

Algunos defensores del mural argumentan que la obra sirve como una expresión artística legítima que captura la esencia emocional de la migración. Ven en los colores alegres y las imágenes optimistas una representación simbólica de la esperanza que impulsa a tantos a dejar su hogar en busca de oportunidades. Sin embargo, no todos comparten esta visión positiva.

Los críticos han expresado su preocupación de que el mural presenta una imagen idealizada de la migración, pasando por alto las complejidades y los desafíos que enfrentan los migrantes en su viaje. Señalan que la realidad de abandonar el hogar en busca de una vida mejor es a menudo marcada por dificultades, peligros y situaciones adversas que el mural no refleja. La representación simplificada, argumentan, puede trivializar la experiencia de los migrantes y no abordar adecuadamente las verdaderas dimensiones del fenómeno migratorio.